Perimenopausia y emociones

Una aventura en la transición hacia la menopausia

Durante este período, las mujeres experimentamos una serie de fluctuaciones hormonales que pueden causarnos síntomas fisiológicos como irregularidades menstruales, sofocos, insomnio, etc., y síntomas psicológicos como ansiedad, desmotivación, irritabilidad y otros cambios.

Desde aquí me gustaría hacer visible la importancia que puede tener para nosotras entender estos cambios, que se suman a los propios de la edad (¿crisis de los 40/50/60?) y aportar algunas estrategias para poder manejarlos de una manera más tranquila y menos perturbadora, desde la aceptación del cambio.

Además, considero importante darle visibilidad para poder contar con el apoyo social necesario fuera de la estigmatización o “mala fama” que se da durante esta etapa.

Aprender a gestionar las emociones y adoptar prácticas de autocuidado son claves para una transición saludable y equilibrada.

Entendemos por perimenopausia la etapa de transición que precede a la menopausia, momento que marca el fin del ciclo reproductivo de la mujer. Generalmente, este período comienza entorno a los 40 años, aunque puede iniciarse tanto antes como después, puesto que depende de diferentes factores: individuales, genéticos, ambientales, etc., de ahí la gran variabilidad de unas mujeres a otras.

Durante la perimenopausia, el cuerpo experimenta diversas fluctuaciones hormonales, particularmente en los niveles de estrógeno y progesterona, que son las hormonas clave en la regulación del ciclo menstrual. Estas alteraciones hormonales suelen dar lugar a una serie de síntomas tanto físicos como emocionales. Uno de los signos más evidentes y que suele ser el que más nos alerta o nos lleva a “darnos cuenta y tomar conciencia de ello” es la irregularidad menstrual, cuando nuestros ciclos empiezan a volverse más cortos o más largos, y el flujo menstrual empieza a variar en intensidad. Además, podemos empezar a experimentar sofocos, sudores nocturnos y cambios en el sueño, lo que contribuye a la fatiga y el malestar general debido al déficit en el descanso.

Entender la perimenopausia y sus características es fundamental para abordar los cambios emocionales que muchas mujeres experimentamos durante esta fase y que, a veces, nos agobian porque no entendemos qué nos puede estar pasando y por qué, de repente, sentimos que las cosas se nos empiezan a poner “patas arriba”. Debemos ser conscientes de que esta transición no sólo afecta a nuestro cuerpo, sino también a nuestro estado emocional, haciendo de este período un momento complejo pero natural en nuestras vidas.

Cambios hormonales y su impacto en las emociones

Durante la perimenopausia, nuestro cuerpo atraviesa una serie de cambios hormonales significativos que, según algunos estudios, pueden tener un impacto considerable en nuestras emociones. Uno de los cambios más notables es la disminución de los niveles de estrógeno y progesterona, dos hormonas fundamentales en la regulación del ciclo menstrual y en la manutención del equilibrio emocional. Diferentes estudios sugieren que los síntomas emocionales están relacionados con niveles hormonales cambiantes más que con niveles hormonales bajos dado que hay una mayor frecuencia de los síntomas emocionales durante los años previos a la menopausia (perimenopausia) y se observa una reducción de dichos síntomas una vez que ha ocurrido la menopausia como tal.

Se sabe que el estrógeno, entre otras cosas, es modulador de la serotonina, un neurotransmisor asociado a la sensación de bienestar y, la progesterona, tiene efectos sobre la regulación del sueño y la respuesta al estrés. Es decir, ambas además de sus diversas funciones, actúan como neuromoduladores con efectos en nuestro estado emocional.

Además, estos cambios hormonales pueden influir en la función de otras áreas del cerebro, afectando a la memoria, a la concentración y a la capacidad de tomar decisiones. La relación entre las hormonas y la regulación emocional es compleja y multifacética, ya que los cambios hormonales no actúan de manera aislada, sino que interactúan con factores psicológicos, sociales y ambientales. Es importante tener esto en cuenta para evitar una visión derrotista de este período de nuestras vidas.

Debemos saber que, aunque los cambios hormonales son inevitables durante la perimenopausia, existen diversas estrategias y tratamientos que pueden ayudar a mitigar sus efectos sobre las emociones. La comprensión de estos procesos hormonales y su impacto en el bienestar emocional es fundamental para gestionar de manera efectiva esta etapa de transición en nuestras vidas.

Síntomas emocionales comunes durante la perimenopausia

Durante la perimenopausia, muchas mujeres experimentamos una amplia y variada gama de síntomas emocionales que pueden afectar significativamente nuestro bienestar general. Entre los síntomas más comunes se encuentran los cambios de humor, la ansiedad, la depresión, la irritabilidad, los problemas de sueño y concentración, la desmotivación, etc. Estos síntomas emocionales pueden manifestarse de diversas formas en la vida diaria, creando desafíos adicionales en un período ya de por sí complejo. Como me dijo una vez un paciente “ ya le hemos dado la vuelta al jamón ”.

Los cambios de humor son una característica bastante común de la perimenopausia. Las mujeres podemos notar una fluctuación rápida entre estados emocionales, pasando de la alegría a la tristeza o la frustración sin una razón aparente. Este vaivén emocional puede dificultar la estabilidad en las relaciones personales y profesionales, generando un ambiente de tensión y confusión que se suma al malestar interno que ya per se nos desborda.

La ansiedad es otro síntoma habitual durante la perimenopausia. Podemos sentir una preocupación constante o un nerviosismo que parece no tener una causa específica. Este sentimiento de angustia puede llevarnos a padecer insomnio, dificultad para relajarnos e incluso evitar situaciones sociales .

La desmotivación durante la perimenopausia puede variar desde una sensación persistente de tristeza hasta una pérdida completa de interés en actividades que antes disfrutábamos. Esta falta de motivación y energía puede afectarnos a nivel laboral y en nuestras relaciones interpersonales, haciéndonos sentir desbordadas.

La irritabilidad es también un síntoma frecuente, nos volvemos menos tolerantes, pudiendo llevarnos a conflictos y malentendidos, tanto en el hogar como en el entorno social y/o laboral.

Además, los problemas de concentración son comunes durante la perimenopausia. Podemos sentir dificultades para enfocarnos en tareas simples, olvidar detalles importantes o sentirnos mentalmente agotadas. Esta falta de claridad mental puede llevarnos a un aumento en nuestra frustración y estrés, entrando en una espiral de malestar.

En resumen, los síntomas emocionales de la perimenopausia pueden tener un impacto profundo en nuestra vida cotidiana. Reconocer estos síntomas y buscar el apoyo adecuado puede ayudarnos a manejar esta transición de manera más efectiva .

Consecuencias de los cambios emocionales en la vida cotidiana

La irritabilidad, la ansiedad y los cambios de humor que podemos experimentar en este período, nos pueden llevar a dificultades en nuestras relaciones, generando malentendidos con amigos, familiares y/o pareja. Estas nuevas tensiones pueden llevarnos a conflictos y a un distanciamiento emocional , afectando a la calidad de nuestras relaciones, puesto que, a veces, somos conscientes de esta situación y no sabemos cómo darle solución o cuál es el origen.

En el ámbito laboral, los cambios emocionales pueden influirnos en el desempeño y la productividad. La fatiga, la falta de concentración y el estrés pueden reducir nuestra capacidad para cumplir con las responsabilidades laborales de manera eficiente. Esto puede generar una sensación de frustración y disminuir la satisfacción laboral, impactando negativamente en nuestra percepción profesional.

La autoimagen y la autoestima también pueden verse afectadas durante la perimenopausia. Los cambios físicos y emocionales pueden hacer que nos sintamos menos seguras de nosotras mismas. Esta percepción negativa de la propia imagen puede llevarnos a una disminución de la autoestima, afectando a la manera en que nos relacionamos con el entorno. Vivimos en una sociedad que rechaza la vejez, teme las arrugas y se exponen en redes mostrando su mejor versión (real o idealizada) que aparentemente tiene que ser estupenda, lidiar con esta etapa se hace complicado… 

Además, el estrés puede tener consecuencias directas en nuestra salud física. Se sabe que el estrés crónico está asociado con una serie de problemas de salud, incluyendo trastornos del sueño, hipertensión y problemas digestivos. La incapacidad para manejar adecuadamente el estrés puede agravar nuestros problemas, creando un ciclo vicioso que afecta tanto a nuestra salud mental como física.

En definitiva, los cambios emocionales durante la perimenopausia tienen un impacto profundo y multifacético en nuestras vidas. Como venimos señalando, es importante reconocer y abordar estos desafíos para minimizar sus efectos y mantener una calidad de vida óptima durante esta transición.

Estrategias para gestionar las emociones en perimenopausia

Lo primero que debemos trabajar es la aceptación, la menopausia es parte de la vida y, hasta llegar a este momento, debemos asumir los cambios que implica. Aceptar, al contrario de lo que mucha gente cree, no implica que nos guste o agrade, simplemente (y no es fácil) implica que es inevitable y que, adoptando una actitud proactiva hacia el autocuidado, podremos gestionarlo de la mejor manera posible.

Para ayudarnos a manejar esta verbena de emociones, se pueden implementar diversas estrategias psicológicas que han demostrado ser efectivas. Entre ellas, las técnicas de mindfulness ocupan un lugar destacado. Practicar mindfulness implica prestar atención plena al momento presente, sin juzgar, lo que puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. A través de ejercicios de respiración profunda y meditación, podemos encontrar un espacio de calma y claridad en medio de los cambios hormonales.

La investigación ha demostrado que la práctica regular de mindfulness puede reducir los síntomas de ansiedad y depresión. La meditación, una forma de mindfulness, puede disminuir la reactividad emocional y aumentar la capacidad de autorregulación emocional. La desventaja de la meditación es que, cuesta aprenderla y lleva más tiempo que la “simple” relajación.  Estudios indican que ocho semanas de meditación diaria pueden cambiar la estructura del cerebro, aumentando la densidad de la materia gris en áreas asociadas con la regulación emocional.

 

Aquí os proponemos un ejercicio sencillo para comenzar a practicar mindfulness:

  • Siéntate en una posición cómoda, cierra los ojos y enfoca tu atención en tu respiración.
  • Observa cómo el aire entra y sale de tu cuerpo.
  • Si tu mente se desvía, suavemente redirige tu atención de vuelta a la respiración.
  • Practica durante 10 minutos diarios.

Si necesitas audios con relajaciones guiadas, no dudes en escribirme (info@rosadelrincon.es) para enviarte algunos ejemplos.

 

La Terapia Cognitivo-Conductual se centra, de manera muy resumida, en identificar y modificar patrones de pensamiento negativos, reemplazándolos por otros más positivos y realistas. Puede ser especialmente útil para aquellas mujeres que experimentamos sentimientos de tristeza o irritabilidad, ya que ofrece estrategias prácticas para reencuadrar situaciones y reducir la carga emocional. Además, proporciona habilidades para resolver problemas y mejorar la comunicación, lo cual es crucial durante la perimenopausia. Este tipo de terapias deben ser guiadas por una persona profesional de la psicología. 

 

El ejercicio que te propongo relacionado con este tipo de terapia es el siguiente: 

  • Escribe un pensamiento negativo que hayas tenido recientemente.
  • Identifica la emoción asociada con ese pensamiento.
  • Desafía el pensamiento negativo con evidencia contraria.
  • Reemplaza el pensamiento negativo por uno más realista y positivo.
  • Realiza este ejercicio cada vez que notes un pensamiento negativo.

Como os comentaba, esto es más fácil de lo que parece cuando estás dentro de un proceso terapéutico, no obstante, si has estado en algún taller conmigo o quieres hacer algún taller, es un ejercicio que enseñamos habitualmente porque ayuda mucho en cualquier momento de nuestras vidas, escríbeme o sígueme en redes para ver cuándo tendremos el siguiente taller

 

El ejercicio físico tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y la salud mental. Estudios han demostrado que el ejercicio regular puede ser tan efectivo como los antidepresivos para tratar la depresión leve a moderada. Actividades aeróbicas como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta aumentan la producción de endorfinas, mejorando el bienestar emocional. Además, el ejercicio regular puede mejorar la calidad del sueño y reducir los niveles de estrés.

 

El ejercicio que os recomendamos en este sentido es el siguiente: 

  • Sal a caminar a un ritmo moderado durante 30 minutos.
  • Mantén una postura erguida y enfoca tu atención en tu entorno (mindfulness).
  • Respira profundamente y disfruta del aire fresco.
  • Intenta realizar esta caminata al menos 5 veces por semana.

Una dieta equilibrada puede influir significativamente en el estado emocional (OJO, NO es hacer dieta). Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón y las nueces, han demostrado tener efectos antidepresivos (tampoco nos emocionemos cual osos…). Mantener niveles estables de azúcar en sangre mediante comidas regulares y equilibradas puede prevenir cambios de humor. Asimismo, evitar el exceso de cafeína y alcohol puede reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño.

 

Para poder llevar una dieta saludable os proponemos lo siguiente:

  • Planifica tus comidas para la semana, incluyendo alimentos ricos en omega-3 como salmón, nueces y semillas de chía.
  • Divide tus comidas en porciones equilibradas, asegurándote de incluir proteínas, carbohidratos complejos y vegetales en cada comida.
  • Evita el exceso de cafeína y alcohol.
  • Mantén un diario de comidas para monitorear tus hábitos alimenticios y así preparar un menú más variado y “divertido”.

Los ejercicios de relajación también juegan un papel importante. Técnicas como el yoga, la relajación muscular progresiva y la visualización guiada pueden ayudar a mitigar los síntomas emocionales, promoviendo un estado de bienestar general. Estas prácticas no sólo alivian la tensión física, sino que también contribuyen a una mente más tranquila y enfocada.

 

Aquí te dejamos alguna idea para trabajar la relajación sin ser una experta: 

  • Siéntate o acuéstate en un lugar cómodo.
  • Comienza por tensar y luego relajar cada grupo muscular, empezando por los pies y subiendo hasta la cabeza.
  • Mantén cada tensión durante 5 segundos y luego relaja durante 10 segundos.
  • Completa este ciclo una vez al día, preferiblemente antes de dormir.

Si necesitas algún audio para guiarte, no dudes en escribirme (info@rosadelrincon.es).

 

Participar en grupos de apoyo puede proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias y recibir apoyo emocional. La terapia de grupo puede ayudar a normalizar los síntomas y reducir el sentimiento de aislamiento. Además, permite aprender estrategias de afrontamiento efectivas de otras mujeres que atraviesan por experiencias similares, creando un sentido de comunidad y pertenencia. Esta es la idea que trabajamos en nuestros talleres, queremos que se convierta en un espacio para compartir.

 

Alguna idea para poder participar en sesiones grupales puede ser: 

  • Busca y únete a un grupo de apoyo online para mujeres en perimenopausia. Nosotras ofrecemos este tipo de sesiones a lo largo del año, si quieres que te avisemos, escríbenos a info@rosadelrincon.es
  • Participa en las discusiones, comparte tus experiencias y ofrece apoyo a otras miembros del grupo.
  • Asiste a reuniones virtuales regulares.
  • Interactúa activamente para fortalecer la sensación de comunidad y pertenencia. 

 

La autocompasión es otra estrategia esencial. Durante la perimenopausia, es vital que las mujeres adoptemos una actitud de amabilidad y comprensión hacia nosotras mismas. Kristin Neff, pionera en la investigación de la autocompasión, ha demostrado que practicar la autocompasión puede reducir los niveles de estrés y aumentar la resiliencia emocional. Técnicas como la escritura autocompasiva y la meditación de autocompasión pueden ser herramientas efectivas para fomentar una actitud más amable hacia una misma.

Para empezar a trabajar la autocompasión, os proponemos estas ideas:

  • Escribe una carta a ti misma desde la perspectiva de un amigo compasivo.
  • Reconoce tus desafíos y emociones sin juzgarte.
  • Ofrece palabras de aliento y apoyo, recordándote que es natural experimentar dificultades durante la perimenopausia.
  • Lee la carta cuando te sientas abrumada o crítica contigo misma.

 

Desarrollar habilidades para manejar el estrés puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional. Estrategias como la planificación y organización del tiempo, el establecimiento de límites claros y la delegación de tareas pueden reducir la sobrecarga emocional. Además, practicar actividades gratificantes puede proporcionar una distracción saludable y aumentar la satisfacción personal. Somos conscientes de que, a veces, ni las cosas que nos resultaban agradables nos apetecen, no pasa nada, es normal, debemos saber que practicarlas, ayuda a conectar de nuevo con la sensación agradable. 

 

Nuestra propuesta para esto es: 

  • Haz una lista de todas tus tareas y responsabilidades diarias y semanales.
  • Prioriza tus tareas según su importancia y urgencia.
  • Asigna tiempo específico para cada tarea, asegurándote de incluir descansos y tiempo para ti misma.
  • Haz una lista de actividades agradables, si ahora no te sale ninguna, recuerda las que te gustaba hacer y anótalas para ponerlas en marcha.
  • Revisa y ajusta tu plan diario según sea necesario.

 

Acudir a terapia puede proporcionar un espacio para explorar y procesar emociones difíciles. Algunas de las cosas para las que la terapia te puede ayudar son: contar con apoyo emocional, aprender a desarrollar estrategias de afrontamiento y proporcionar herramientas para manejar la ansiedad, la depresión y otros síntomas emocionales que te puedan desbordar en esta etapa de nuestras vidas. 

 

Psicoeducación, esto lo solemos hacer al principio de las terapias para bajar el nivel de angustia. Conocer qué es la perimenopausia, qué supone, y cómo nos afecta, puede reducir la ansiedad y el estrés asociados con la incertidumbre. Conocer los cambios hormonales y su impacto nos permite entender que sus síntomas son una parte normal del proceso de envejecimiento, que es normal que, si antes nos costaba menos regularnos emocionalmente, ahora nos cuesta un poquito (o un muchito) más. Esta comprensión puede fomentar una actitud más positiva y proactiva hacia el manejo de los síntomas. Además, nos va a facilitar conversaciones abiertas con profesionales de la salud y explicarles a nuestros seres queridos qué nos puede estar pasando.

 

Para ello te proponemos: 

  • Busca fuentes confiables, como publicaciones médicas y organizaciones de salud reconocidas.
  • Anota puntos clave y preguntas que puedas tener para discutir con tu médico o terapeuta.
  • Utiliza esta información para aumentar tu comprensión y reducir la ansiedad asociada con la incertidumbre.

 

Reconocer que los cambios emocionales son una parte natural de este proceso y permitirse sentir y expresar estas emociones sin juzgarse puede ser liberador. Mantener una perspectiva positiva y enfocarse en las fortalezas personales puede ayudar a navegar esta transición con mayor resiliencia.

En definitiva, la combinación de mindfulness, terapia, ejercicios de relajación, manejo del estrés y autocompasión puede ofrecer un apoyo integral para manejar las emociones durante la perimenopausia. Adoptar estas estrategias no solo facilita el manejo de los síntomas emocionales, sino que también promueve un enfoque más saludable y equilibrado hacia esta etapa de la vida.

¿Te animas a probar?

Importancia del apoyo social y familiar

No podemos obviar que, contar con una red de apoyo social y/o familiar es algo bastante importante, no sólo en esta etapa, si no en general. Los amigos, familiares y grupos de apoyo pueden desempeñar un papel fundamental al proporcionarnos el apoyo emocional necesario para aliviar los síntomas emocionales que acompañan esta etapa. Para que nuestra red sea útil, debemos tener una relación sana y es importante dar a conocer esta etapa de la vida sin vergüenza y sin ocultarla, dando naturalidad al momento para que los demás, también puedan ponerse en nuestros zapatos.

El apoyo social y familiar puede ofrecer un entorno de comprensión y empatía, lo cual es esencial para manejar los altibajos emocionales que se presentan. Tener a alguien con quien hablar y compartir experiencias puede reducir significativamente el sentimiento de aislamiento y ansiedad. Además, la interacción social positiva contribuye a elevar los niveles de bienestar y mejorar la calidad de vida durante la perimenopausia.

Para muchas de nosotras, la comunicación abierta con amigos y familiares sobre nuestras experiencias y necesidades emocionales es algo necesario. Expresar cómo nos sentimos y qué tipo de apoyo necesitamos puede facilitar la comprensión mutua y fortalecer las relaciones. Algunas mujeres podemos encontrar útil unirnos a grupos de apoyo, como ya comentábamos, donde reunirnos con otras que atraviesan situaciones similares. Estos grupos pueden ofrecer un espacio seguro para compartir sentimientos y recibir consejos prácticos.

Si bien es importante recibir apoyo, también es fundamental saber cómo pedirlo. Algunas estrategias incluyen ser específicas sobre las necesidades, expresar gratitud por el apoyo recibido y mantener una comunicación constante. La educación de los seres queridos sobre la perimenopausia y sus efectos emocionales también puede ser beneficiosa, ya que les permite comprender mejor la situación y responder de manera más efectiva.

En definitiva, el apoyo social y familiar no solo ayuda a aliviar los síntomas emocionales de la perimenopausia, sino que también proporciona una red de seguridad emocional indispensable durante esta transición. El establecimiento de conexiones significativas y la comunicación abierta son elementos clave para navegar este viaje emocional con mayor resiliencia y bienestar.

CONCLUSIÓN: ACEPTANDO EL CAMBIO

En esta etapa de transición que puede presentar desafíos emocionales significativos, también debemos atender a las oportunidades únicas para el crecimiento personal y el autoconocimiento. Hemos explorado en estas líneas cómo las fluctuaciones hormonales pueden influir en el estado emocional, la importancia de buscar apoyo y los beneficios de adoptar estrategias de autocuidado.

Es fundamental reconocer que, a pesar de los cambios y las dificultades, la perimenopausia es un período de cambio, transformación. Podemos aprovecharlo para reflexionar sobre nuestras vidas, reevaluar nuestras prioridades y fortalecer nuestra resiliencia emocional. Al comprender y aceptar las emociones que surgen durante esta etapa, las mujeres podemos encontrar nuevas prioridades y bienestar.

El apoyo de familiares, amigos y profesionales de la salud es crucial para navegar por este viaje emocional. No debemos subestimar el poder de compartir experiencias y buscar orientación cuando sea necesario. La comunicación abierta y honesta sobre los cambios que se están experimentando puede aliviar el estrés y fomentar una sensación de comunidad y comprensión.

Además, adoptando prácticas de autocuidado, ejercicio regular y una alimentación equilibrada, relajación, etc., puede suponer un impacto positivo en el bienestar emocional. Estas estrategias no solo ayudan a manejar los síntomas de esta fase, sino que también promueven un estilo de vida saludable y equilibrado en cualquier etapa de la vida.

En definitiva, aunque la perimenopausia puede ser una etapa desafiante (y con mala fama), también es una oportunidad para redescubrirnos y crecer. Al aceptar el cambio con una actitud positiva y proactiva, las mujeres podemos transformar esta transición en una experiencia enriquecedora y fortalecedora. La clave está en aceptar y adaptarse a los cambios, buscando siempre el apoyo necesario y priorizando el autocuidado emocional y físico.

Si quieres unirte a nuestro grupo de apoyo, no dudes en contactar con nosotras: info@rosadelrincon.es o a través de nuestras redes

Algo de bibliografía:

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Kabat-Zinn, J. (2015). Vivir con plenitud las crisis: Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad. Editorial Kairós.

Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness para principiantes: Cómo desarrollar la atención plena. Editorial Kairós.

Neff, K. (2013). Sé amable contigo mismo: El arte de la autocompasión. Editorial Urano.

Pennebaker, J. W. (2016). Escribir para sanar: El poder terapéutico de la escritura. Editorial Kairós.

Ratey, J. J. (2008). El cerebro y el ejercicio: La revolucionaria ciencia del fitness y el cerebro. Editorial Oniro.

Sapolsky, R. M. (2004). Por qué las cebras no tienen úlcera: La guía del estrés. Editorial Alianza.

Yalom, I. D., & Leszcz, M. (2012). El arte de la terapia grupal: Principios y aplicaciones. Editorial Desclée de Brouwer.

North American Menopause Society. (2014). La Guía de la Menopausia de la NAMS. Sociedad Norteamericana de Menopausia.

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